En esta temporada, el misterio tampoco es gran cosa, ya que vuelve Paul Young y con él una misteriosa nueva mujer. A continuación, viene Felicia donde se juega mucho a la guerra Paul-Felicia. Esa guerra es épica y nos regaló momentazos. No olvidemos la incorporación de Vanessa Williams, un papel que sumó vidilla a este tramo final de la serie.
Hay que ganarse los garbanzos.
Bienvenida, amiga estirada (de personalidad y de estética).
Con Susan y Mike pasándolas canutas económicamente, su casa vendida a Paul, viviendo en un piso comunitario, y Mike haciendo las maletas a Alaska para trabajar, Paul tiene a Susan en el lugar perfecto para hacer de un infierno su día a día.
Aunque el drama también se apoderaba de la familia Solís, y es que a Gabi y Carlos le hicieron el cambiazo, donde le confundieron su bebé por la de otra familia latina. La trama fue muy intensa, pero también se olvidaron de ella (incluso en la teporada final).
La nota de color la pone Bree y su nueva relación con Keith (Brian Austin Green), una relación de esas de la diferencia de edad y los obstáculos varios (la madre salió respondona, y un chequeo casual de Bree hizo el resto para que fueran enemigas).
Tú a 90210 y yo a Melrose Place 2009... ya no.
En cuanto a Lynette y Tom, pues tienen sus antibajos de siempre, a lo bestia, de cara a la temporada final.
Y el cierre de temporada correspondió de cara a la historia de la temporada final, que daría broche a la serie, con el asesinato del padrastro de Gabi.
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