miércoles, 24 de octubre de 2018

Elite: Con tantas ganas de series teen la aceptamos (y oye, también nos ha gustado)

Netflix nos ha devuelto una ficción teen patria, donde nos ubican el corazón de la serie en un instituto de pago donde tendremos el clásico contraste de ricos vs pobres tan manido que refleja que los ricos hacen lo que les viene en gana y los pobrecitos no tanto. 

En ese instituto elitista tenemos tres nuevos alumnos que no están en ese estatus social: una marroquí llamada Nadia (Mina El Hammani, vista en Servir y proteger), que es muy lista y pugnará por ser la número 1 de la clase con Lu (Danna Paola, una actriz y cantante que ya ha hecho muchas cosas el el chou bisnes), Samuel, que me recuerda mucho al prota de 13 reasons why (por su papel de chico bueno que no es muy popular pero sale con la chica que quiere y muere -opps, spoiler del final del capítulo 1-), y porque, oye, no destaca su interpretación como aquel de 13 reasons. Por último tenemos al típico que ponen en las series teen que se la bufa todo pero solo quiere fiesta y cachondeo. Esos son los tres pobrecitos que se meterán en Las Encinas. 

Yo en medio que pa eso soy el garrulo oficial y el macho alfa,
modelo de nuevos canis.

De los ricos, tenemos a Marina, la rebelde, la anteriormente Lu, que recuerda bastante a Blair de Gossip Girl, pero es un intento de Blair en verdad. Sus tramas podían haber generado más, pero este fichaje de Danna Paola suena para mover la serie por latinoamérica, tampoco se esmeraron mucho en hacer un personaje potente. Marina tiene un hermano, Guzmán, al que le tienen muy desubicado, porque tan pronto es un imbécil integral como a los dos minutos estar enamorado de Nadia, un prototipo de persona que no es de su agrado por su procedencia humilde. 

Luego tenemos el trío Polo-Carla-Christian, que mucha escena guarraca (Clark, te robo la frase), pero es una trama algo de relleno para atraer al escándalo. Carla merecía alguna trama más durante la serie, aunque en el último capítulo se cobra bien la deuda. 

Otra trama que se fragua bien es la de la inminente pareja gay de Omar y Ander, que empieza como un descuido de hetero (hace unas semanas eso tenía un concepto algo así como dos heteros quedan para disfrutar del sexo, pero que en el fondo son heteros, o algo así), pero que termina con un Omar entregado y enamorado de Ander. De largo, la historia amorosa más interesante de la serie. Ah, Ander es un tenista en ciernes, y Omar un camellito de barrio.

De las tramas que tienen los padres ni me detengo, porque amagan con una super trama de especulación, pero después como que pasan de la trama, y mira, mejor, rollos de mayores aquí no, son tramas cortarollos, que ya tenemos experiencia con este tipo de tramas y no aportan nada al entorno teen.

Marina, que es la kamizake destroyer de la serie, sale como novia de Samuel, pero que fíjate tu, una noche se tira a su hermano (¿ES IMPRESIÓN MÍA, O ESTE PERSONAJE SOBRA MUCHO? Y PARA SOBRAR, LA MADRE DE SAMUEL, UNA MUJER DE LA QUE PODÍAN HABER SACADO ALGO, PERO QUE POR LO POCO QUE LA VEMOS NO HACE NI EL HUEVO, Y QUE PARECE QUE SE LA BUFA QUE SU HIJO SEA UN CAMELLO Y QUE EL OTRO HIJO SE MATE A TRABAJAR PARA SACAR ADELANTE LA CASA MIENTRAS ESTUDIA), y se queda embarazada de él. Por si fuera poco, Marina tenía VIH, manifestado de forma leve, pero que tenía VIH. Sobre Marina, que nos dispersamos, pues que esta chica tiene algo que hará que no pare de salirle trabajo, de hecho, a saber cuando, estrenará serie en Antena3. Apuntad: María Pedraza.

Me meriendo con un chasquido al reparto de la serie. 

El misterio de estos capítulos era quien había matado a Marina, misterio que interesa poco porque la chicha de la serie iba por otros lares. 


¿Quién mató a Marina? Pues Polo, en un arrebato que tiene cuando discute con Marina y la golpea con el premio de la fiesta fin de curso.

A Aaron Spelling rogando y con el mazo dando, por fin hay serie teen.


En definitiva, la serie tiene cierto enganche, las tramas tienen un recorrido, nos quitan las tramas de mayores, y tenemos un final de temporada y de trama de misterio bastante aceptable. Le doy un 7, y le pido a Netflix que nos hagan otra serie teen, pero en un entorno más modesto, y si hay muertes, que sean tarde y por accidentes, si eso, asesinatos ya en otras temporadas. Y por favor, que no haya tramas de mayores (nada de corrupción política, nada de padres chupacámaras -aquí en eso bastante bien-, y más realidad, no queremos a dos personas peleando por ser la número 1 de la clase, porque eso es tan cierto como ver un unicornio sobrevolar por el cielo