jueves, 26 de junio de 2014

Junio de series:

Si, hago esta entrada para comentar las cosas que estoy viendo (y principalmente empezando, retomando y un largo etcétera), tras el parón de las series de temporada alta. 

Aida: Me he puesto al día y ........ hasta tan punto que el último capítulo lo llegué a ver en Tele5 tras años sin verlo (poco después del primer adiós de Carmen Machi con la plancha).
La verdad es que casi todo este maratón de la serie se hizo mientras andaba con otras cosas, siendo un milagro que la serie aguantase sin el personaje con el que nació la serie y que continuaba tras 7 vidas.
La serie estaba anodina, pero al fin consiguieron cogerle el tranquillo a Soraya con su dualidad de pijerío, inocencia y el resto de chica de barrio, Eugenia estaba mejor que nunca con sus supuestos chascarrillos sexuales cuando era la Bim Bam Bum, las tramas de Mauricio y Chema, la madre de Mauricio (que interpretaba el mismo Mariano Peña), el estrellato de La Macu con el Machu, no sin antes recordar que hay buenos capítulos como esos dos que trataban de Perdidos en la tribu y Perdidos en la ciudad como buena bilogía (trilogía sin tercer capítulo).

La despedida de la serie consiguió reunir (en una pírrica escena) a aquellos que pasaron por la serie, tales como la propia Aida, La Lore y Toni. Pero el que es el final de la serie tras dos bodas deja la intriga de Aidita, dando un gran broche a una serie que tuvo un bajón creativo y supo resurgir para tener una recta final muy digna.


Al salir de clase (desde mitad temporada 3 hasta temporada 4 empezada): He visto como Íñigo (el prota aburrido de la serie al que le etiquetaron como el ligón oficial -putero también, ya puestos como se dice a las chicas puta con facilidad-) tuvo una despedida intrigante, a la vez que floja. Al menos dejó tirada como una colilla a María, sin sentirme culpable de ello. Antes, se lió con su hermanastra Elena, una relación con poca química, un idilio épico con Paloma (sin las cámaras presentes en muchos casos), y una finiquitación de cuajo con Miranda, una relación que sí tenía mucha química. Terminó con  Miriam, también fuera de las  cámaras (cosas de presupuesto, deduzco). Pero la relación de la temporada es la de la propia Miranda y David, que empezó como a lo tonto y que se va consolidando.
Esa gran relación entre David y Miranda acaba tras una mala racha de ambos, decisiones y cabezonerías varias por parte de ambos, con la marcha de David a Méjico para montar con Íñigo y Miriam el CBC latinoamericano (fuera de cámaras, por supuesto, y con un claro guiño del actor sobre la obra CAOS que representaban ambos fuera de la ficción en los teatros para aprovechar el tirón de la fama de la serie -aprovecho para preguntar si alguien vio la obra y si daba indicios de ser algo sectario-).

Alberto tuvo la parte dura de la serie, con las dichosas drogas cruzándose en su vida, con líos interrumpidos con Violeta, con un amago de acercarse a Paloma... que se va a Donosti con Flipe, el ex droggie oficial del 7 Robles. 

Unos capítulos chulos son los de la relación pueril y hormonal de Marcos y Andrea, la niñata egocéntrica que se instala en las vidas de la gran Violeta y Santi por lo de la relación de su madre con el padre despistado de Andrea (ese señor entrañable que hace un papel como el de la abuela Tabatha de 90210, pero más cansino).

María y su etapa de maquiavélica manipuladora dando sus últimos tumbos, la resolución del violador de la serie (el modosito Fernando, menudo perraco), y su nueva era de #FulanaRedimida, son otros grandes momentos de la serie. 

Pero ahora quien mueve el cotarro como el nuevo malo de la serie es Mateo, un arquitecto ocioso (trabajando, eh, pero porculeando por el CBC en muchos momentos del día -en esta serie no hay adultos que se relacionen con adultos-).

Sobre personajas, me sobran Pablo, que finalmente se va tras la era veraniega de la temporada 3, las Tess (salvando a Elsa Pinilla, que era la actriz más aprovechable de las tres), y tal vez poco más.

María finalmente muere atropellada como cierto personaje de cierta serie, y esto no es más que el comienzo de un oscuro Scream que se montaron donde los de la banda del bate (bueno, solo el líder) y Fernando estaban compinchados para traer de cabeza al reparto de la serie, que animó (y mucho) la temporada veraniega. Sus prinicpales focos eran Raúl, Santi, Paloma y Andrea. Destacar la escena de Paloma siendo atacada en pleno parque de atracciones mientras la gente lo empezaba a ver como una actuación, pero se salvó a tiempo.

El otro punto fuerte del verano, a mi gusto, es la conversión de Violeta en un personaje más malvado que le empieza a dar igual dañar al resto (con Andrea tuvo una #PeleaDeFulanas por Sergio, y todo lo hizo para fastidiarla, y también, por qué no, para llevarse una alegría sexual). En esta temporada se la ve buena (arregló el asunto con Andrea), pero intuyo que va a hacer maldades y seguramente el rechazo de Alberto tendrá que ver. 

Y sobre la genial temporada de verano, destacar a Diana Wrana y al personaje de Inma, una chica muy directa. También su compañera Gema, a la que inexplicablemente le dieron puerta el último día de verano (sería por contrato).

Un plato fuerte de la cuarta temporada es en la vuelta de Alberto (creo que los jóvenes, el único que estaba en el capítulo 1) para finiquitar el tema de Paloma (que se va a India durante un mes y amenaza con volver).
No menciono mucho lo de Radar porque la trama es bastante poco probable de darse, aunque reconozco que juego ha dado.


Alguna que otra más he visto (por ejemplo, Community, B&B -la recomiendo, la serie mejora mucho desde el cuarto capítulo, Anatomía de Grey), pero si no, nunca acabaría de publicar la entrada, así que hasta aquí hemos llegado. Y próximamente veré la continuación de Orange is the new black.